No todo mundo ha perdido su ingenuidad, de ahí que no todo el mundo sea desgraciado. [E.M. Cioran]
jueves, 23 de agosto de 2012
Hoy mi madre me hizo pensar en la fractalidad de los cuerpos, de cuántos fragmentos estaremos
hechos y cuántos resquebrajamientos podrá soportar el cuerpo, porque el alma
puede estar vencida pero el cuerpo anda y anda, aunque la psicología clínica
diga lo contrario con ese discurso de la somatización, si puedes caminar puedes
salir a balear, puedes ir a una iglesia, puedes con más facilidad quitarte la
vida si eso te alivia. A mí lo que me mata es imaginar un cuerpo lleno de
fracturas, me mata saber que un paso en falso y una prótesis se rompe, me
atormenta imaginar la torpeza para levantarse de la cama a toda prisa para ir
al llamado de la puerta, al llamado de su vejiga, al llamado del hambre, si ese
cuerpo tiene el alma vencida y llena de añoranzas, quizá andando paso a paso
para traer verduras y tortillas y preparar comida para muchos, para tantos que
éramos, pues ya no recuerda o mejor dicho, no se acostumbra al vacío, hacer la
comida le cura un poco la eternidad; caminar
con la prudencia del infante, es simplemente para esa alma vencida, caminar,
pero con el alma vencida y el cuerpo en fragmentos, que venga alguien a decirme
la cura, por eso tiemblo cada vez que algo cae, cada vez que un objeto se cae
yo imagino que es un cuerpo, no me gustan las caídas, no me gustan los
quirófanos, no me gusta que mi madre crea que puede burlar los suelos, y
tiemblo de saber lo frágiles que somos, la tristeza de reconocerla tan frágil.
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